¿Antofagasta, ciudad es literaria?
Por Bunker
Pese a que nos en galardonamos de nuestros padres de las letras, para muchos: Andrés Sabella, Mario Bahamonde, o Antonio Rendic, son simples nombres de calles, y colegios, pero pocos entienden la paternidad literaria que nos hubieron dejado en nuestra ciudad.
A mi mente llegan los versos de Fundación de Antofagasta, de Sabella: “Entonces, / el mar / devoraba su ración de soledad. / En la costa / hablaban las arenas, / con su lengua de tiempo. / Se escuchaba el jadeo del sol / fatigado por los días. / Dulcemente, / la tierra le creaba un nido / en medio de sus llagas.”
Dulcemente las mismas llagas aún no han sido saldadas desde la fundación de nuestra perla, y así lo observamos en la literatura regional. Pese a que el mar es nuestra fuente de inspiración, a pesar de que las arenas aún hablan sus soledades, y La Portada es el faro que alumbra nuestra costa perdida, es de inmediato oscurecida por la carencia de ayuda hacia las letras de parte del Consejo Regional de Cultura y Artes, y la Municipalidad.
Hoy en día quienes se dedican a tan excelso arte, deben desde un principio patrocinarse ellos mismos sus propias obras. Pues no existe una ayuda por parte de las entidades del gobierno.
Un único fondo de fomento del libro, es la gran ayuda recibida, y quienes con esmero luchan por susodicho, son detenidos por la gran muralla que existe en nuestra ciudad; esa muralla son los llamados grupos de escritores, quienes a falta de talento, prefieren agasajar día tras día a las autoridades, así la prioridad a tales fondos son para su asociación, círculo, o grupo.
La ciudad además carece –como todas las regiones- de una escuela de literatura, y quienes deseen dedicarse, deberán elegir entre carreras como: Periodismo, Historia, Derecho, Sociología, Psicología, o cualquier otra carrera ligada al humanismo, y las letras, y quienes optan por seguir sus ideales de joven escritor; Santiago es el destino ha seguir en donde seis universidades –dos estatales, y cuatro primadas- y un mundo-literario lleno de ventanas para surgir como un nuevo escribiente en nuestro siglo, se presenta para el futuro del nuevo creador.
Pero sin desviarnos de nuestra ciudad, pocos son quienes siguen un camino asfaltado para poder enseñar al mundo su palabra.
Uno de ellos es Víctor Bórquez Núñez, periodista y crítico en diversos medios locales, quien ha publicado varias obras narrativas desde 1985, hasta el día de hoy. Activista de la prosa es también Patricio Jara (periodista local) quien hoy en día se ha radicado en la capital y su nombre desfila por la prestigiosa editorial Alfaguara, su primer libro Última Ronda, data de 1996. Caso a parte es Hernán Rivera Letelier, quien sin ser Antofagastino, le ha dado realce a la ciudad con su fama de escritor provincial. Su libro: El Himno del Ángel parado en una pata (1995) ¸ muestra en la figura de Hidelbrando del Carmen nuestra urbe en imagen de otrora.
Tal vez poca gente sepa que el señor Antonio Skármeta; escritor de talla mundial, fue concebido en este norte grande, (y que su hobby era jugar basketball en el Estadio Sokol) y en donde, en los años que avanzan, jamás se le ha entregado el reconocimiento que merece (si quiera el nombre de una calle)
La narrativa local ha tomado fuerza, y se ha posado en nuestra historia de las letras, pero donde de ausencia peca la palabra, es en la poesía.
Dejando de lado a Sabella, quien es sin duda nuestro emblema de la lírica regional, nombres como: Wilfredo Dorador, Nancy Monterrey, Irene Galiachis, o Ana Cuadra (desde Suecia) intenta ocupar la nada lírica de nuestra tierra, y Sergio Gaytán se ha catapultado como el crítico, y académico por excelencia del norte.
Mientras algunos poetas se reúnen en congregaciones, en donde intentan elevar su ego de literatos y causar polémicas en el entorno. Otros buscan su independencia lejos de la ciudad, y algunos simplemente se dedican a criticar a quien pase por delante de él, creyéndose los más doctos en la materia.
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Quizás las lenguas del tiempo que el autor de Norte Grande (1944) escribe, serán testigos de un realce literario en la ciudad, pues hay gente que escribe, hay gente que quiere ser escuchada, es simplemente hora de que la literatura deje de ser anciana y a la vez sectaria, y se de el espacio a los nuevos creadores que vienen con un manojo de versos para entregárselos al tiempo.
Este Lunes se entregarán los resultados del Primer Concurso de Poesía de Minera Escondida, y es de esperarse que el jurado compuesto por el gran poeta Raúl Zurita, José María Memet, y Sergio Gaytán, premien obra y no realce local, premien palabra y no sean aludidos por los viejos ministerios que hacen de la literatura local un camino difícil para quien no es de su alianza o simpatía.
¿Es Antofagasta una ciudad literaria? Es una pregunta difícil de contestar, para ayer, hoy, o mañana, por ahora dejemos que se escuche el jadeo del sol, y volvamos a crear en silencio, esperando que ciertos personajes no enmudezcan con cizaña y envidia, el canto que está naciendo.